Hoy el día se ha levantado lloviendo. Una lluvia fina pero constante, lo suficiente y necesario para que vaya calando tus ropas y tengas la sensación de estar calado todo el día.
Así que... como no tenía ganas de mojarme más que lo estrictamente necesario, he esperado el autobús, y, mientras estaba esperando he escuchado una conversación entre un padre y un niño pequeño, de esos que están en la edad de preguntar todo, y como me ha hecho mucha gracia, he pensado que tal vez podía hacer una transcripción de la misma, esperando que os haga la misma gracia que a mí.
padre- Porque las nubes tienen mucha agua.
niño- Ah... entonces... ¿vemos truenos?
padre- No. Los truenos no se ven. Es el ruido que hay cuando sale el rayo.
niño- ¿el rayo?
padre- Si, la luz que a veces vemos cuando hay tormentas.
niño- ¿Y.. por que vemos esa luz? ¿Es el sol?
padre- No, no es el sol. El sol siempre está ahi, y los rayos ó los relámpagos solo cuando hay tormentas.
niño- ¿y porqué?
padre- Por la electricidad de las nubes.
niño- ¿Y los truenos?
padre- Los truenos acompañan a los relámpagos.
niño- ¿Los relámpagos?
padre- Si, los relámpagos o los rayos.
padre (con actitud seria)- David, si no viene ahora el autobús, vamos a llegar tarde.
niño- Los truenos me dan miedo.
padre- Si, es verdad, hay veces que son tan fuertes que asustan.
niño- ¿y por qué suenan tan fuerte?
padre- Porque la naturaleza está enfadada.
niño- ¿Y por qué se enfada la naturaleza?
padre- Porque nosotros nos portamos mal.
niño- ¿Y por qué nos portamos mal?
padre- Porque el hombre a veces es un poco egoista.
niño- ¿Y por qué es egoista? A mi tú me dices que no hay que ser egoista.
padre- Ya hijo, ya. Mira, ya está nuestro autobús.
Pd.- No recordaba con exactitud toda la conversación, con lo cual he tenido que improvisar algo, confío en que no os importe.