19 de febrero de 2019

En el fondo del mar...

En el fondo del mar hay un tesoro.
Una vez, un viejo pescador me lo contó. Era su secreto.
Me dijo que las ideas de las personas van al mar.
Recorren los ríos de la desesperación, de la alegría, de la mofa y la agonía, de los sueños y suspiros, de... nuevas y brillantes ideas.

En el fondo del mar las ideas se entierran en la arena.
Aquellas que son fructíferas y merecen una oportunidad, forman ellas solas un nuevo ecosistema.
Tal vez un coral emerja en esas aguas, con sus colores relucientes, tratando de hacer llegar la luz del sol y llenar de esa forma, el fondo con un toque de color.

En el fondo del mar hay un tesoro.
Solo necesitas un par de ojos sinceros para verlo.
Apreciar las pequeñas cosas es un don, que no muchos tienen, que no muchos aprecian, que otros muchos dejan pasar de lado.
Cosas que escapan de los sentidos, tesoros que permanecen olvidados.

Dejó caer alguna lágrima el viejo mientras me lo contaba.
Llenó su historia de memorias y recuerdos. Algunos inacabados, inconexos, confusos...que trataba de asir y mezclar, para que no se perdieran en ese fondo del mar.
Ese baúl que atesoraba y que mostraba con recato adolescente.
Ese tesoro hundido y escondido en el fondo del mar.

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