19 de enero de 2007

sin sentido.

Me zambulliré entre las olas imaginarias de mi mente.

Saltaré al mar desde el dique donde cuelga mi alma.

Chocaré con mi cuerpo en la frialdad del mar. Se unirá por un momento mi piel con la espuma salada.

Retozaré entre las rocas del acantilado,me sumergiré en el agua de esa cala, donde los gritos se ahogan y el sonido desaparece.

Buscaré mares encabritados, y escollos infranqueables, que apaguen mi sed de aventuras.

Volveré sosegada a cualquier playa del mundo, vestida con mi propia piel, en espera de una mano que me ayude a levantar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

eso es lo que le paso a Eduardo Noriega en un anuncio de la tele, menuda torta se pegó el guapito.

Acus dijo...

Lo bueno de estar desafiando constantemente al mar, es que se disimulan mejor las lágrimas.

Lo malo será la pulmonía que puedas pillar.

Quizá no necesites una mano que te ayude a levantar. Quizá lo que necesites es alejarte del traicionero y salvaje mar para adentrarte en los verdosos y poblados bosques...

Aunque no necesites esa mano, te doy mi dedo meñique, para que poco a poco vayas reconstruyendo con otras partes, una mano en condiciones.