4 de enero de 2007

Huellas, huellas, tu eres solo huellas...

Ayer, como otra mucha gente, me lanzé a la calle a ultimar mis compras de Reyes. Bueno, más que a ultimar yo diría que a empezar, pero... eso sería otra historia.

Estando a la espera de que una dependienta de un centro comercial bastante conocido, me envolviera mi regalo, mientras observaba como sus dedos ágiles cortaban, doblaban y pegaban el envoltorio, se me ocurrió una tontería, que dicho sea de paso, voy a contaros y compartirla con vosotros, por si a alguien tambien se le hubiera ocurrido.

¿Os habeís fijado en la cantidad de huellas dactilares que habrá en los celos de nuestros regalos de navidad?

Por que... no se vosotros, pero generalmente, cuando se trata de envolver un regalo, en cada uno de los trocitos de celo, se quedan impresas nuestras huellas.
Así que... nada, el sábado, cuando habraís vuestros regalos, siempre en el caso de que os hayaís portado bien durante el año y los reyes hayan decidido dejaros algo, habrá una marca importante de alguien a quien no conoceís y que sin embargo ha dejado su inimitable firma para vosotros.

Por cierto, hasta entonces... sed buenos!!

2 comentarios:

Acus dijo...

Nunca jamás hubiera filosofado sobre este detalle, Perovsquita. Realmente curioso.

Y no creo que por ser bueno en estos casi dos días que me quedan vaya a compensar todo el año anterior... ¡¡La de carbón que me espera!!

Que te lo pases bien en la cabalgata..., y deja unos pocos caramelos para los niños, que seguro que quieres ser la que más caramelos se lleve a casa.

Besos.

Perovsquita dijo...

La verdad es que con la edad, a uno cada vez le cuesta más agacharse, aunque sea a por algo dulce como unos caramelos.

Aunque... tambien es verdad, que cuando ya rozas la tercera edad, de repente vuelves a estar agil. Sólo hay que ver la cantidad de viejecillos cogiendo los citados caramelos y compitiendo con sus nietos para ver quien consigue más.

Y... ya verás como los Reyes dejan algún regalito sorpresa en tus zapatos.

Besos