24 de junio de 2009

Buenos días.

Entreabrió los ojos motivada por la luz que entraba en el cuarto. Había dejado la persiana un poco levantada, esperando que el frescor de la noche penetrase en la habitación y le permitiera, disfrutar de un sueño sin sobresaltos motivados por el exceso del calor de esas noches de verano.

Se levantó como un autómata y dirigió sus pasos hacia el olor incipiente y cada vez más fuerte que venía de la cocina. Un olor a café recién hecho inundaba la casa y vagaba a su antojo por doquier.

Sobre la encimera le esperaba el desayuno ya preparado. Encima de uno de esos mantelitos individuales que ahora están tan de moda, estaban colocados simétricamente, un vaso de zumo de naranja y una taza humeante de café. Se estaba llevando la taza a la boca, cuando se sobresaltó al oir el ruido provocado por una rebanada de pan al intentar salir de la tostadora.

Se evaporó en sus pensamientos mientras un sabor amargo y cálido le recorría el cuerpo. Hoy, el café tenía un sabor distinto, y tratando estaba de apreciar esta sútil diferencia, cuando una voz hizo que volviera la cara.
Buenos días princesa.
Buenos días, mi amor - contestó ella.



(Para tí, con mucho cariño)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas noches!

Rico desayuno.

Linda compañía.

Besos a mi principito.

El deseo se cumplió ya?

Besos de buenas noches: mua múa muá

JuanMa dijo...

Así empiezan los buenos días... (y no lo digo por el café).

Un beso.