Todos las mañanas que llego un poco más pronto de lo habitual a la parada de autobús del trabajo, le veo pasar.
Se trata de un hombre alto, corpulento, apuesto, que firme, se encamina a su trabajo diario, supongo.
Va vestido con un traje oscuro, muy elegante siempre, tanto si es invierno, acompañando su traje con un abrigo igual de elegante, ó si está lloviendo, bajo su paragüas.
No puedo evitar mirar su actitud, siempre lleva la cabeza alta, el semblante fijo y la mirada perdida en el horizonte que se pone ante él.
Sus pasos son seguros, rápidos y rítmicos, siguiendo una perfecta línea recta, dibujada en su subconsciente.
Por las mañanas la espera del autobús, sola, puede ser muy aburrida, así que me imagino que se encamina al banco donde trabaja, que ha dejado bajo las sábanas de seda la mujer de sus sueños, dormida, con el semblante tranquilo y la sonrisa en los labios, despues de haber besado con los suyos su tez, y que se prepara para ejecutar todas aquellas gestiones que dejó apuntadas en la libreta que su hija le regaló con motivo del día del padre.
El aburrimiento.... es lo que tiene. Y... esta es la historia de hoy.
4 comentarios:
soy yo, me llamo Anacleto y no trabajo en un banco, soy fogonero, lo que pasa es que mola vestir bien
Hola Anacleto.
Debes de coger inspiración de alguna revista de moda, porque vas hecho un pincelito.
Si va tan inmaculado y con el traje planchado ..
..lo mas normal es que sea gay y en las sabanas de seda haya dejado a algun camionera llamado Manolo !!!
¡La imaginación al poder!
Ahora habrá que saber qué historia ha imaginado Anacleto de la chica de la parada del autobús...
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