17 de julio de 2009

Luna, lunera


No me mires así.
Me da miedo la claridad de tu mirada y la redondez que a menudo presenta tu faz. Quiero evitar el contacto visual contigo. Me asusta que seas capaz de evocar en mí, sentimientos y sensaciones que jamás imaginé que pudiera albergar.

Hoy es uno de esos días, Luna, mi Lunita.
Hoy, debo esconderme de tus ojos, no verte y refugiarme del reflejo de tu luz. Temo los efectos que provocas en mi. Temo las consecuencias de pasar una noche contigo, de tu abrazo y tu arrullo.

El sabor de la sangre se acentúa en mis papilas gustativas. Los sentidos se acrecentan en mí, poco a poco. Incluso me parece escuchar, los avisos que los padres hacen a sus hijos adolescentes, increpándoles a quedarse en casa. Sin embargo, oigo como se escabuyen y salen a escondidas del hogar, y del resguardo de noches como hoy.

Apenas me influye la oscuridad para que sea capaz de encontrarlos más tarde. Me debato entre dos mundos paralelos. Entre lo bueno y lo malo. Entre el bien y el mal. Sin embargo, mi naturaleza no me la posibilidad de elegir.

Hoy... esta noche... ¡es para los licántropos!




(En el 40 aniversario de la llegada del hombre a la luna)

3 comentarios:

El búho rojo dijo...

Es que por ella, parece que nunca pasa el tiempo...

JuanMa dijo...

Dímelo a mí, que paso las noches aullando hambriento...

Mordiscos.

Catalina dijo...

aaaaauuuuuuuuuuuuuuuu!
Pellizcos.