Abrió el cajón titubeante, y antes de que tuviera tiempo de reaccionar, salieron despedidas por el aire todas las cartas que había recibido de él, en los años anteriores.
Las fue cogiendo una a una, sin poder evitar echar un vistazo a las palabras que en cada hoja quedaron impresas tiempo atrás, y que ahora, no significaban absolutamente nada.
El tiempo, la distancia y el olvido les separó.
Todas las palabras que escaparon de sus labios surcaron el cielo en busca de nubes donde posarse, y todos aquellos sentimientos que se escribieron, eran ahora, basura desorganizada y futuro pasto de las llamas.
Decidió acabar con aquellos recuerdos, que.... si bien ya no le hacían daño, le traían a la memoria demasiadas cosas que deseaba olvidar.
Era 23 de Junio. San Juan. El fuego, ya estaba preparado, y las cartas apiladas, eran la siguiente remesa, para seguir alimentado que los sueños se cumplieran en una noche como aquella.
Mientras observaba como aquellas palabras eran devoradas por el fuego, hizo acopio de valor, y no permitió que ninguna lágrima mojara sus ojos, cuando en el claroscuro de la noche un "Te quiero" fue desintegrándose hasta desaparecer consumido, como la vida misma.
4 comentarios:
En cierta medida el fuego purifico todos esos recuerdos.
Tienes que festejar el San juan do Porto (Portugal), que confusión
Saludos
No pasa nada por llorar. Duele recordar esos sentimientos que ahora ya no existen.
Que ardan, y que resurgan de esas cenizas nuevos sentimientos y nuevos "Te quiero".
Besos.
Aunque el fuego queme las letras, creo que casi nada arranca el sentimiento.
Hermoso Post.
Publicar un comentario