Hay días, en que toda la rutina a la que estás acostumbrado/a de repente resulta mucho más deprimente y parece que estuvieras rodeado de fango por todos lados que miras.
Días de esos en los que lo único que puede hacerte flotar y resurgir entre las olas de la frustración, es la música.
Introducirte a fondo entre sus notas, balancearte al compás de la melodía, y esperar que los días futuros cambien, donde el oleaje y el mar enfurecido y brabuconado traiga una serena paz y el vislumbramiento de una playa arenosa.
1 comentario:
que mejor que estar a las 12:30 en la playa de benidornm, escuchando al Fari, y rodeado de gordas sudorosas que se bañan en aceite de girasol.
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