9 de mayo de 2006

Soledad.

Soledad.
Soledad. Sola, sola... ¿estás?
Sola deambulas por la ciudad, sola rodeada de multitud. Soledad, cuán sola estás.

¿Cómo descubres que ha llegado a tí?
¿Llamó a tu puerta?
¿Pidió acaso una invitación?
No.
Simplemente dejó la maleta en un rincón y ocupó tu alma. Fue adentrándose poco a poco y alcanzó tu corazón. Se hizó fuerte y se preparó para la batalla.
Viajó contigo, vió todo aquello que tu viste, sintió aquello que sentiste.... No.
Ella no sintió.
Ella es fría como el metal. No se acalora ni sonroja. Es inmune a todo sentimiento excepto a sí misma.

Sola entre el bullicio y entre las voces se alcanza a verte soledad.
Sola, sola estás, mi bien amiga Soledad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ecooooooooo, ecooooooooo

Anónimo dijo...

si tuvieramos de serie la tecla de posición manual del tema anterior a este, la soledad sería bastante mas llevadera y gratificante.

Anónimo dijo...

Jolines Perovsquita. te has vuelto a descongelar y bueno nada mas que decirte que me ha encantado tu articulo sobre la soledad.. como siempre genial Perovsquita.. pero que minina que eres!! que gatuna!! GENIAL!!!