19 de febrero de 2019

divagando

Era la primera vez que entraba de nuevo en el comedor Universitario tras.... unos casi 20 años.
Casi no había cambiado nada, salvo tal vez... el color de las paredes y la disposición de algunas mesas.
Los comensales... igual que hace 20 años, una mezcolanza de personas de todas las edades, desde niños hasta abuelos.
Todos, compartiendo la misma comida.
Comía tranquila mientras miraba todo cuanto acontecía a mi alrededor.

Al fondo, un padre con sus hijos. Parecía más joven de lo que era, pero las canas le delataban. Eso si, le daban un aspecto interesante, como el de algún actor importante.
Es verdad aquello de madurito interesante y por un momento, pensé que tal vez era el profesor que comía con un par de alumnos que estuvieran haciendo con él un estudio. Hasta que me fijé en los chicos. Uno, quizás podía pasar por universitario, pero el otro no. Tal vez estuviera en el instituto, o...incluso en el colegio.
Así que, la teoría del profesor con sus alumnos, se fue al traste. Aunque... quizás fuera profesor...
De cuando en cuando, el padre dejaba vagar la vista por todo el comedor, buscando algo interesante y diferente que ver. Chocamos la mirada en varias ocasiones. Tenía su gracia.

En otra mesa, una chica comía tambien sola, hasta que llegó... un conocido suyo que decidió sentarse a su lado. No fui capaz de deducir la relación que podía unirles. Él, parecía bastante más mayor que ella, pero, no daba la impresión de que fuera su maestro o profesor, aunque tampoco parecía su compañero...
En esa espiral de idas y venidas, preferí saltar de mesa. Y buscar alguna, que me reportara una historia interesante que inventar, un modo de hacer una solitaria comida en algo mucho más ameno y divertido.

Es curioso y divertido, inventar las vidas de otros, que en un momento pueden parecer excitantes y llenas de misterio, o simplemente aburridas teñidas bajo cánones de rutinas y monotonías. De ese modo, la vida de uno mismo puede surgir y parecer emocionante....


En el fondo del mar...

En el fondo del mar hay un tesoro.
Una vez, un viejo pescador me lo contó. Era su secreto.
Me dijo que las ideas de las personas van al mar.
Recorren los ríos de la desesperación, de la alegría, de la mofa y la agonía, de los sueños y suspiros, de... nuevas y brillantes ideas.

En el fondo del mar las ideas se entierran en la arena.
Aquellas que son fructíferas y merecen una oportunidad, forman ellas solas un nuevo ecosistema.
Tal vez un coral emerja en esas aguas, con sus colores relucientes, tratando de hacer llegar la luz del sol y llenar de esa forma, el fondo con un toque de color.

En el fondo del mar hay un tesoro.
Solo necesitas un par de ojos sinceros para verlo.
Apreciar las pequeñas cosas es un don, que no muchos tienen, que no muchos aprecian, que otros muchos dejan pasar de lado.
Cosas que escapan de los sentidos, tesoros que permanecen olvidados.

Dejó caer alguna lágrima el viejo mientras me lo contaba.
Llenó su historia de memorias y recuerdos. Algunos inacabados, inconexos, confusos...que trataba de asir y mezclar, para que no se perdieran en ese fondo del mar.
Ese baúl que atesoraba y que mostraba con recato adolescente.
Ese tesoro hundido y escondido en el fondo del mar.

ideas inconexas

No cuestiones tus ideas. Mantente firme a tus principios.
Tu moral es tu baluarte y la consigna de tu vida.
Paso a paso.
Vía a vía.
Ten tus manos dispuestas a la ayuda. Haz que ellas muestren la sonrisa de tu alma.
Agárrate fuerte al salvavidas que te ofrece el destino.
Una balsa, un mar en calma, un sueño tranquilo.
Errantes pensamientos que se agolpan sin sentido,
erráticas decisiones que tambalean los muros de incuestionables paradigmas.

18 de febrero de 2019

Entre libros..

Las conozco desde hace algún tiempo.
Regentan una librería a la que de vez en cuando entro buscando un título de un libro que me ha llamado la atención, o porque ha captado mi atención alguna portada del escaparate.
Me encanta el nombre de su librería: "el árbol de las letras". Un lugar donde puedes perderte y donde siempre existe un camino de vuelta: la sonrisa y la atención de las libreras.

Yo, que recuerdo con facilidad caras, me fijo en ellas con atención, sabiéndome no observada tras el mostrador.
Alguna vez me he cruzado con ellas en la calle. Las he visto transportando una maleta. Cargada de libros, me imagino yo.

Son mujeres de mediana edad. Transmiten seguridad y fortaleza.
Supongo que también es por eso, por lo que me gusta entrar en su librería. Además, son modernas, tienen un estilo.... independiente, diría yo.
Me siento reflejada en ellas, como esa mujer que me hubiera gustado ser, y que quizás, vive dentro de mi esperando su oportunidad para salir.

Pero, volvamos a su retrato. Mujeres independientes, con un bagaje cultural importante, de todos los libros que pasan por sus manos.
Me pregunto si serán capaces de hacer un retrato de sus clientes solo basándose en los libros que adquieren estos. ¿Qué retrato habrán hecho de mí? Con la base de, libros del Dr Sachs, de psicología, de música, de escritores antiguos, de Sherlock Holmes... Supongo que estarán un poco perdidas...

Hoy cuando he pasado, estaban bajando el toldo de la librería, tratando de impedir que el sol decolore las portadas que sirven como enganche a los posibles lectores...

13 de febrero de 2019

¡Adiós mamá!

-Adiós mamá! - se escuchó una dulce vocecita, cuando ya ella se predisponía a salir corriendo por la puerta de casa.

Cerró la puerta, que aún no tenía abierta del todo, y, como un resorte, se dirigió hacia la habitación de donde salía la voz.
Allí, arropadito entre las mantas y las sábanas, con los ojitos cerrados estaba su niño, el tesoro más preciado de su posesión, el aliento de su vida, el oxígeno de sus pulmones, la gasolina de su motor...

Acarició con cariño esa cabecita, mientras colmaba su cara de besos y le susurraba cuánto le quería.
- ¡Yo tambien te quiero mucho mamá!-
Y con esa frase en sus oídos, se dirigió de nuevo a la salida, para comenzar el día, pero en esta ocasión llevando una sonrisa que ningún buen café habría conseguido igual...


12 de febrero de 2019

Tú, solo tú.

Si en mis sueños apareces,
tendiéndome la mano y mostrando tu sonrisa imperecedera,
si apareces con tus brazos abiertos,
acercando a mí tus dedos y caminando serena,
entonces... quiero sumergirme así en el sueño, bucear en sus profundidades, navegar al siguiente episodio.

Me dejas en el recuerdo un sabor agridulce, mezcla de la emoción por verte de nuevo y la tristeza de tener de acuciar de nuevo tu ausencia.
Pero aún así, cierro los ojos más y más fuerte intentando sumergirme de nuevo entre las fauces de Morfeo, para que me lleve al instante anterior, ese, en el que estabas a punto de decir algo, ese momento en el que iba a volver a sentir tu beso en mi mejilla y la fuerza de tu abrazo.

Ruego por que te pasees de nuevo entre mis sueños, volverte a ver, es esa brisa fresca que perfuma mis recuerdos y los protege de un olvido que no quiero.

Hoy ya te vas, ondeando tus rizos rubios y saltando como un delfín lo haría entre las olas del mar. Ese mar azul que permanecerá sereno en tus pupilas y que espero impaciente su vuelta, como las mareas en las noches de verano.

Tú.



6 de junio de 2018

Momento

Sus dedos gráciles y delicados sostenían una copa de fino cristal donde un vino embriagador tintineaba de un lado para otro. Sus aromas se esfumaban lentamente con el movimiento acompasado de su mano.

Acercaba una y otra vez la copa hasta su boca, pero en ningún momento sus labios tocaron el líquido. Siempre alguna parte de la conversación requería que ella contestara y/o opinara. Esto pudo ocurrir durante al menos 2 minutos, hasta que, harta de tanta interrupción acabó de un trago con el.

Dejó por fin la copa sobre la mesa y mientras cruzaba sus piernas buscando una posición cómoda, buscaba en el interior de su bolso una cajetilla de tabaco. Acercó el cigarro hasta sus labios y con una firme aspiración encendió el cigarrillo.

24 de mayo de 2018

Tiene que ser así!
Pues... así tiene que ser!

Que día a día, la educación toma un camino siniestro y, los buenos modales quedan arrinconados en cualquier cuneta....

Pues... así tiene que ser!

Que la comunicación oral se pierde entre muros y muros de redes sociales virtuales e impersonales...

Pues... tiene que ser así!

Que la idiocracia es la bandera que enarbolan algunos, mientras a sí mismos se creen poseedores de la sabiduría más ancestral...

Tiene que ser así!

Que cada vez toma más y más fuerza el refrán aquel de "dime de que presumes y te diré de que careces"...

Tiene que ser así!
Pues... Así tiene que ser!

18 de mayo de 2018

El monstruo verde

El monstruo verde que se oculta en el armario, solo sale de noche. Le gusta la oscuridad.
El monstruo, de grandes fauces y afilados colmillos, solo grita cuando cree que está solo y nadie más puede oírle.

Avanza lentamente por el pasillo, pero cualquier ruido ambiental le invita a buscar un escondite donde guarecerse.

Los niños le dan miedo. Sus voces agudas y estridentes le taladran los tímpanos de los oídos. Cuando los ve aparecer, busca refugio en lo recóndito de su armario, pero hoy, no se ha cerrado bien la puerta, y una voz al otro lado intenta abrirla, mientras un tímido "¿Hay alguien ahi?", se deja escuchar.